jueves, 27 de junio de 2019

COLUMNA

De Frente.
Miguel Ángel Mata Mata
Con la conciencia tranquila.
1.
Un cuerpecito yacía, boca abajo, sobre una playa de Turquía. Huía de las atrocidades en Siria, país en guerra civil desde el 15 de marzo del 2011.
La historia fue contada por Nilufer Demir, quien hacía tomas en septiembre de 2015 para graficar la crisis humanitaria en Oriente Medio.
La fotógrafa turca sacaba imágenes cerca de Bodrum, en la costa suroeste de Turquía, hasta donde llegan algunos migrantes escapando de la guerra civil siria. Allí se encontró con el cuerpo fall
ecido de Alan Kurdi, boca abajo en la arena y con sus brazos extendidos.
“Tenía que tomar esa foto y no lo dudé”, contó la reportera a DHA, la agencia donde trabaja.
2.
De acuerdo con las Naciones Unidas, los refugiados son aquellas personas que han sido desplazadas de sus lugares de origen y que se han acogido a la soberanía de otros países.
En el último informe de la Agencia de las Naciones Unidas para los refugiados (ACNUR), se considera que el 2016 fue el año con más desplazamientos internos y externos, después de la segunda guerra mundial.
Según Carlos Martínez Assad, Investigador Emérito de la UNAM, las guerras han sido el principal detonante del desplazamiento de personas. Desde Siria saldrían aproximadamente 6 millones de personas.
3.
Su cuerpecito yacía encima de la espalda del cuerpo de su padre. Ocurrió en la frontera de México con Estados Unidos. Un padre y su hija de un año y 11 meses, habían desaparecido en las aguas del cauce intentando cruzar de México a Estados Unidos. Iban por el “sueño estadunidense”.
Óscar Alberto Martínez Ramírez, de 25 años, y su hija Angie Valeria, de un año y 11 meses de edad, jamás llegaron a su destino. La peligrosa corriente del Bravo les arrebató la vida. En la imagen se observa a la niña dentro de la camisa negra del migrante salvadoreño. Su brazo derecho quedó sobre el cuello de su padre.
4.
Las caravanas de migrantes centroamericanos rumbo a Estados Unidos son una serie de éxodos iniciados en octubre de 2018 con el objetivo principal de ingresar a ese país en busca de mejores condiciones de vida.
De manera particular, la atención se centró en este fenómeno debido a los más de 102 mil menores de edad no acompañados, procedentes en gran medida de América Central, que fueron aprehendidos por las autoridades migratorias estadounidenses en la frontera México-Estados Unidos entre octubre de 2013 y agosto de 2015.
La primera caravana fue iniciada por unos mil hondureños el 13 de octubre de 2018, quienes partieron de San Pedro Sula, Honduras, algunos con el objetivo de llegar a México para pedir asilo, empujados por la pobreza y violencia en su país de origen.
Le siguió una segunda caravana de casi mil hondureños, que partió de Esquipulas, Guatemala, el 21 de octubre; otras tres caravanas conformadas por salvadoreños, que partieron desde El Salvador los días posteriores, y otra de hondureños que salió de San Pedro Sula el 14 de enero de 2019.
La primera caravana fue criticada desde su inicio por el gobierno estadounidense, especialmente por el presidente Donald Trump, mientras que el gobierno de México pidió apoyo a la Organización de las Naciones Unidas (ONU) para atender a los migrantes.
Pero, luego, en México algo pasó.
5.
El 13 de junio era un hecho: la guardia nacional, en origen creada para combatir al crimen organizado y detener la ola de muertes violentas en todo el país, fue enviada a las fronteras Norte y Sur de México.
Porfirio Muñoz Ledo, diputado federal por el partido en el gobierno, cuestionó, desde la presidencia de la mesa directiva de la Cámara de Diputados: “La Guardia Nacional es para combatir delincuentes, no para combatir migrantes”.
Al diputado le respondió, al día siguiente, el canciller Marcelo Ebrard: “No sé por qué está mal que la Guardia esté en las fronteras si está en todo el país”.
Y, el jueves 27 de junio, el mismo presidente de México le respondió al diputado: “Tengo mi conciencia tranquila; hay que tener buenas relaciones con Estados Unidos”.
6.
“Tengo mi conciencia tranquila”. Así respondió Antonio López de Santa Ana cuando se vio obligado a firmar El Tratado Guadalupe Hidalgo con los gringos, a cambio de ceder la mitad del territorio y terminar una desigual guerra.
“Tengo mi conciencia tranquila”. Así respondió Benito Juárez a quienes cuestionaban la firma de al menos cinco tratados con Estados Unidos para ceder territorio mexicano, a cambio de préstamos. El mayormente conocido es el tratado Mac Lane Ocampo.
En ese texto se propuso la creación de una ciudad llamada “Comonfort”, que se ubicaría en La Ventosa, Oaxaca, y que estaría habitada por estadounidenses, con intenciones de colonizar el Istmo de Tehuantepec.
“Tengo mi conciencia tranquila”, respondería Abelardo L. Rodríguez, jefe de aduanas en Tijuana, convertido en presidente de México por presiones gringas, para facilitar la llegada de chinos a Sonora y Sinaloa, para la siembra y cultivo de amapola.  
“Tengo mi conciencia tranquila”, respondió en la década de los 1940 Benjamín, “Bugsy”, Siegel, mafioso de Chicago, quien construyó el primer hotel en Las Vegas, luego de ordenar asesinar, en público al ex gobernador de Sinaloa, Rodolfo Tostado Loaiza, por pleitos en los cultivos de amapola, en aquellos tiempos.
7.
“Tengo mi concierna tranquila”.
¿Quién ha dicho eso en los últimos días?

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