martes, 24 de septiembre de 2019

NOTA DE PRIMERA PLANA

“Así pasaron las cosas” en Ayotzinapa:
el testimonio íntegro de “El Chereje”
Marcos Meduano.--Por momentos, la vista y semblante de Agustín García Reyes, “El Chereje” se pierden al evocar lo que pasó la noche del 26 de septiembre de 2014. Sentado en una silla de oficina, Agustín escucha atento las preguntas de Evelin Aguilar Gómez, perito en psicología de la entonces Procuraduría General de la República (PGR).
Al escuchar las preguntas que incluyen nombres, como el de Patricio Reyes Landa, “El Pato”, Agustín García piensa lo que va a decir, e incluso, aprieta sus manos al momento de narrar su verdad.
Durante la charla, documentada en un video inédito en poder de LA SILLA ROTA, “El Chereje”, pieza clave para que el exprocurador Jesús Murillo Karam diera a conocer el 7 de noviem
bre de 2014 la “verdad histórica”, relata cuál fue su participación en la desaparición y homicidio de los 43 estudiantes de la Escuela Normal Rural Isidro Burgos.
“El Chereje” salió del Centro Federal de Readaptación Social (Cefereso) 4 Noroeste, municipio de Tepic, el 26 de octubre de 2014 porque la PGR no comprobó los delitos de delincuencia organizada y secuestro que le imputaba, así como por la tortura, tratos degradantes e inhumanos a los que fue sometido para dar su declaración.
Además, hubo contradicciones e inconsistencias en la relatoría del traslado de los alumnos al basureo de Cocula.
Aunque la resolución del juzgado Primero de Distrito de Procesos Penales Federales en Matamoros, Tamaulipas lo dejó libre, aclara, que “no constituye una decisión de fondo definitiva sobre la participación”, por lo que la autoridad puede presentar nuevos cargos.
“La resolución no constituye una decisión de fondo definitiva sobre la participación de los indiciados, sino que el agente del Ministerio Público federal incumplió con su carga probatoria que le obligaba a justificar mediante datos de pruebas suficientes y lícitamente obtenidos la participación de los inculpados”.
En la entrevista que le realizó el 28 de octubre de 2014 Evelin Aguilar Gómez, perito en psicología de la PGR, Agustín García nunca menciona o hace un comentario sobre violaciones a derechos humanos en su contra al momento de ser detenido o presentar su declaración ante el Ministerio Público.
“ASÍ PASARON LAS COSAS”: EL RELATO DE UN HALCÓN
En las instalaciones de la Subprocuraduría Especializada en Investigación de Delincuencia Organizada (SEIDO), “El Chereje”, el joven de 25 años y complexión escuálida y piel morena, narró su verdad, no sin antes cuestionar: ¿En qué me benéfica esto?
Al firmar y aceptar el inicio de la entrevista con la perito en psicología, Evelin Aguilar Gómez, explica que antes de integrarse a la organización de Guerreros Unidos, trabajó en la fábrica de trajes “Inigualables” en Iguala, lugar donde conoció a Vicente Loza Sotelo, “Chente” quien lo invitó a pertenecer a Guerreros Unidos.
“Ahí fue cuando el amigo que le digo, me invitó y entonces, desde entonces comencé a trabajar. Llevó un año y medio trabajando. Yo soy halcón, nada más cuidaba si pasaba gobierno o gente armada de otros, así de otras organizaciones”.
Bajo el mando de Patricio Reyes Landa, “El Pato”, Agustín García vigilaba y alertaba a sus superiores del arribo de autoridades y grupos antagónicos por un pago mensual de 7 mil pesos, dinero que poco a poco fue bajando hasta percibir sólo 5 mil pesos. Los últimos dos meses –septiembre octubre de 2014 antes de ser detenido- no recibió ningún pago.
“Al principio me daban 7 mil, ya después me dieron 6 -mil, de ahí 5 –mil- “.
Durante la entrevista, “El Chereje” menciona que siempre permaneció cuidando su pueblo natal, Cocula, donde vigilaba el ingreso y salida de vehículos de las 22:00 a las 05:00. Su puesto de “trabajo”, no tenía mayores sobresaltos o inconvenientes, sin embargo, durante la madrugada del 27 de septiembre de 2014 recibió una llamada telefónica en la que le pidieron que se trasladara en la camioneta.
“Ya cuando me cambiaron de punto, ya entraba de 10 de la noche a 5 de la mañana y fue en una ocasión, la primera vez que me llevaron, pasaban de las 2 de la mañana, 2 o 3. Yo estaba apoyando, nada más me dijeron súbete y me subieron a la camioneta, era una camioneta Nissan chica”.
Según la narración de Agustín García Reyes, por órdenes de Patricio Reyes Landa, “El Pato” se trasladó a la comunidad de Ametlalpa, ubicada entre los límites de Cocula e Iguala, donde los esperaba una camioneta en la que ya eran trasladados los alumnos.
“Me dijo mi comandante ‘El Pato’, y nos subimos. De ahí viajamos a Ametlalpa esperando la camioneta, y en esa camioneta ya venían los estudiantes, según estudiantes, porque estaban relacionados con Los Rojos”.
Mientras narra su participación en la desaparición y homicidio de los 43 alumnos, aprieta sus manos al momento de recordar la forma en que trasladaron a los jóvenes al basurero de Cocula.
“Viajamos a Ametlalpa, nos dirigimos al basurero. Llega la otra camioneta con los estudiantes y nos dirigimos al basurero. Ahí bajamos a todos, los interrogaron primero antes de matarlos. Al principio decían que eran estudiantes, después, uno por uno fue nombrando a un tal ´Cochiloco”, le hace: dile tu ‘Cochiloco’, y les preguntaron: ¿qué? vinieron a hacer a iguala”.
En la entrevista Agustín García Reyes comenta que Bernardo Flores Alcaraz, “El Cochiloco”, uno de los 43 estudiantes de los que desconoce su paradero, les comentó que “cree” haber escuchado que iban por María de los Ángeles Pineda, esposa del ex alcalde de Iguala, José Luis Abarca.
En algunos momentos, la conversación con la perito se pierde en temas diversos, sin embargo, el joven integrante de Guerreros Unidos vuelve a abordar la desaparición de los estudiantes.
“Llegamos al basurero y los interrogaron, cuando ellos supuestamente dijeron que sí tenían relaciones con un cartel, ya fue cuando los comenzaron a matar a balazos”.
- ¿Cómo fue esto, me lo puede describir?
- Así, matándolos a balazos, y los que son sicarios, ellos siempre andan con corta, con la 38, y así los mataban: ¡pum!, ¡pum!, la mitad y ya entré, cuando los mataron quedaron la mitad libre. De ahí me dijeron acarrearlos de aquí a donde estaba la punta del basurero. Los acarré y ellos los bajaron. De ahí me mandaron a acarrear piedras y leña”.
- ¿A quién acarrearon ustedes?
- A los difuntos
- ¿Cómo lo hizo?
-Así con otro, como de costalito. Ya los dejamos y había otros dos, y esos dos los aventaron hasta el fondo del basurero y los otros vivos los bajaron, entonces fue cuando me dijeron acarrea piedras y leña. Fui a acarrear piedra y leña. Ya cuando volví ya los otros ya estaban muertos.
- ¿Cómo murieron ellos?
- Ellos se puede decir que, a palazos o piedras, porque tenían sangre en todo su cuerpo, y a balazos igual uno, a piedras, unos a balazos. Y entonces me mandaron a cuidar la tranca, así pues, porque era de mañana, para que no subieran los de la basura. Ahí me quedé de ahí me volvieron a bajar por el fuego. Entonces ahí estuve y ya se dieron como a las 3 de la tarde del otro día. Ya se había consumido todo y esperamos hasta las 5. De ahí recogimos lo que quedo de los restos y ya los llevamos a tirar, ahora al rio, que le que le indique. Así pasaron las cosas.
EL INTERROGATORIO
- ¿En qué momento se da cuenta a lo que iba?
- Cuando vamos, cuando me subo ya había tres cuerpos
- ¿En dónde estaban esos cuerpos?
- En la camionetita que me subí, en la Nissan chica, tres o cuatro.
-¿Esos cuerpos cómo estaban?
- Boca a abajo, así.
- ¿Eran personas que estaban muertas?
- No, estaban vivas
- ¿No eran cuerpos, eran personas acostadas?
-Sí, estaban acostadas boca abajo.
- ¿Qué estaban haciendo esas personas?
- Eran de los mismos de ahí, de los estudiantes
- ¿Quién le dice quiénes son?
¿A mí?
- Sí
- Oigo, oigo cuando llegamos a Ametlalpan que ellos gritaban que eran inocentes, que eran estudiantes
- ¿Estas personas estaban diciendo eso?
- Sí, y de ahí nos fuimos hasta donde le dije, hasta el basurero.
- En esa camioneta, ¿qué tipo de camioneta es?
- ¿En la que yo viaje o en la que ellos?
- Primero en la que usted dijo.
- Era una Nissan chica, blanca.
-¿Y ellos iban en otra camioneta?
- Sí.
- ¿Con quiénes iban ellos?
- Con los estudiantes.
-¿Cuántos eran?
- Pues eran hartos, así que los haya contado de uno por uno no, hartos. Ellos decían que eran unos 43 o 44.
-.¿A dónde se dirigen después?
-.¿Ya llevándolos? hacia el basurero.
- ¿Pero llegan las camionetas a qué parte?
- A Metlalpa.
- ¿Cómo es Metlalpa?
- Es un Pueblo a la salida de Cocula, casí pa’ llegar a Iguala
- ¿Cómo es el lugar donde se estacionan las camionetas?
- Al lado de la carretera..ahh, ¿pero cuando llegamos hasta allá?
- Sí
- Se estacionaron enfrente, antes de salir del basurero.
- ¿Dónde iban estas personas?, ¿qué tipo de camioneta era?
- Era una blanca, más grande como de redilas y llevaba tubos, unos cuatro tubos.
- ¿Y cómo iban esas personas?
- Así agachados, amontonados todos
- ¿Y qué escuchaba, qué decían?
- Bueno, yo no me pasé a la otra camioneta, se pasaron los demás. Como yo no soy como ellos, yo no sabía el movimiento. Me quede impactado de ver eso. Entonces me quedo ahí y me dicen: pásate así, me la mentaron y todo, y yo me quedé y fui con el de la camioneta Nissan y ya nos fuimos por delante. Al llegar yo y el chofer bajamos a las personas que llevaban, las cuatro, y ya. De ahí llegaron los demás y ya comenzaron a bajarlos ellos y nosotros nomás nos quedamos viendo.
- ¿Y qué es lo que vio?
- Así veo cuando les dijeron pues que, que a qué venían y todo, y cuando les dispararon y así.
 ¿Qué fue lo que dijeron exactamente?
- ¿Quiénes? ¿Los estudiantes?
- Sí
- Al principio les dijeron que qué venían a hacer a Iguala, y les dijeron que uno de ellos era ‘El Cochiloco’, el que nombraron todos. Decían que él era el que los obligaba a hacer cosas. Y ‘El Cochiloco’, él, creo era uno de la escuela…
- ¿Usted lo vio?
-Sí.
- ¿Cómo era?
Era un gordo, así con pelo así pa’ abajo. Se veía como los de la montaña, era de la montaña, decía.
- ¿Y luego qué pasó?
- Luego lo interrogaron a él porque todos los estudiantes le echaban la culpa a él
- ¿Quién interrogaba a quién en ese momento?
- Lo interrogó “El Pato” y ‘El Terco’ y ya
- ¿Qué le preguntaron?
- Le preguntaron qué a qué habían venido a Iguala y ya se los llevó un poquito retirados de mí y de los demás…fue, eso es lo único que escuché. De ahí se lo trajeron y ya comenzaron las detonaciones de las pistolas.
- ¿Cómo estaban estas personas cuando les disparan?
- Boca abajo.
- ¿Había hombres, mujeres?
- No, puros hombres
- ¿Quién les dispara?
- Los sicarios.
- ¿Recuerda quiénes de ellos eran?
- Sí…El Pato, Terco, Cheken, El Paja y El Primo, eran los cinco que tenían pistola, los demás no. Y entonces los mataron: ¡pum!, ¡pum!, así.
- ¿Qué decían mientras hacían eso?
- ¿Yo?
- Los sicarios.
- No más les decían, no, no más les dispararon así, no hacían nada. Y yo como me movía así, como yo no había visto cosas normalmente así…impactado. Como que lo vi…entonces me ordenaron a traer leña y cargar piedra
- ¿Fue a cargar piedra?
- Sí, para hacer la rueda a donde se iban a acomodar los cuerpos
- ¿Quién le dice que vaya a hacer eso?
- Terco
- ¿Usted sabía para qué? o ¿le explicó para qué?
- No, ya había otra ahí, ya sabía. Tú ayúdale a él a lo que te diga. Y el otro nomás a acarrear piedras y leña. El otro iba acomodando las cosas.
- ¿Usted ve que estas personas ya estaban muertas?
- Sí
- ¿Todos estaban muertos?
- Sí, todos.
- ¿No había movimiento?
- No, no había movimiento.
- En el momento en que escucha las detonaciones, ¿escuchó algún grito, algo?
- No, nomás se quedaron boca bajo.
- ¿Nadie gritaba?
- No.
- ¿Entonces va usted con esta otra persona que se llama?
- El Bimbo, le dicen.
- El Bimbo. ¿Y va a recogerlos?
- No, cuando los mataron primero llevamos los cuerpos a acarrearlos. Acabando de acarrearlos me mandan a juntar piedra y leña para hacer la rueda.
- ¿Cuántas personas usted acarrea junto con esta otra persona?
- Como unas 6 u 8. De ahí me mueven a acarrear piedra y leña.
- ¿Y quiénes siguen haciendo ese trabajo?
- Los demás que estaban. Estaban dos. Su primo de “El Bimbo” y otro de Iguala, ese no lo conozco. Ellos se quedaron haciendo eso y a nosotros nos mandaron a hacer eso, lo de la leña.
- ¿Después qué pasa?
- Después se forma eso. Veo como acomodaron los cuerpos.
- ¿Y cómo los acomodaron?
- Pues, así como leña pues. Así y de dos en dos. Así como con las manos. Así y así y ya. Entonces le echan el diésel o gasolina, no sabría qué, qué ardió, y me dijeron que siguiera acarreando, que no no se apagara pues. De ahí me subieron pa’ arriba. Pasó un rato, de ahí me bajaron.
- ¿Qué más pone usted o qué más ponen todos para que no se apagué?
- Pues yo acarreaba botellas, de esas desechables o llantas y ya.
- Y entonces ¿sigue el fuego?
- Sí, sigue el fuego. Siguió el fuego, siguió el fuego. De Ahí subieron ellos, me bajaron, así nos bajaron a mi y a él. Era como el relevo. Así le echaron y ya. Ya después me subieron y cuando me bajaron ya se había acabado. Nos esperamos a que se enfriaran dos horas, de ahí los revolvimos con tierra para que no se quemaran las bolsas, los echamos en las bolsas.
- ¿En qué bolsas?
- En bolsas negras de basura
- ¿Quién llevó las bolsas?
- Esas las llevó “El Terco” y entonces…eran como 8 bolsas
- ¿Cómo metieron eso a las bolsas?
- Uno llevaba palas y los demás así, con botellas y ya. Entonces de esas salieron como unas ocho bolsitas, menos de la mitad, por acá así, pero no de puro hueso, así pedacitos de huesos, carbón, tierra, así revuelto. Llegamos a donde tiraron las bolsas.
- ¿Dónde fue eso?
Fue en el puente del río San Juan
- Del puente hacia ¿dónde los tiraron?
- Del puente tantito, como casi a la cancha de futbol, un poquito menos. Ahí tiraron unas bolsas.
- ¿En tierra o en agua?
- En agua, en un río que pasaba. Ese río tenía harta agua en ese entonces, porque cuando cae el agua se crece mucho. Y ya las tiramos, y ya me dijeron que me fuera pa’ mi casa. Ya después pasó una semana y que dijeron que quemará mi celular y lo quemé. Me dijeron que me comprará otro, pero como no me habían pagado...
- ¿Quién le habló?, ¿quién le dijo eso?
- Pues “El Pato” me dijo que quemara el celular, lo quemamos. Ya después paso una semana y nos dijo que nos íbamos a ir pa Teanqui o Petlanca unos. Ya nos fuimos. A mí me dejo en Teanqui, en una casa. Ahí como no había, no conocía a la gente. Nomás estuve como 10 días. De ahí me vine a mi casa caminando. Llegué, estuve tres días y el viernes, sábado, ya el domingo todo el día. Ya pa amanecer, como a las 3 de la mañana me fueron a traer los de la Marina. Y ya desde entonces estoy aquí. Llegué aquí y les expliqué lo que le expliqué a usted, no a una, sino a varias personas y así. Ya me fueron a decir que si los podía llevar allá. Les dije que: sí. Ya fuimos donde tiramos las cosas y ya. (lasillarota.com).

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