viernes, 15 de noviembre de 2019

ARTÍCULO CON FOTO

Evo y El Paraíso
Apolinar Castrejón Marino
“Yo no apruebo, ni desapruebo, ni me importa lo que hace la gente ordinaria, pero me parece admirable lo que hace la gente encantadora”. Así decía el escritor irlandés Oscar Wilde en su obra “La importancia de llamarse Ernesto”.
Y en este espacio nos hemos conducido con apego a esta conducta social, por lo cual no calificamos, ni descalificamos, ni aprobamos, ni desaprobamos lo que hace la gente en general, pero cuando se trata de un hecho social nos tomamos la licencia de señalar algunas implicaciones.
Hoy hablaremos de la ambición que es pública y notoria de muchas gentes, por ingresar a Estados Unidos, en busca de lo que llaman “El Sueño Americano”, con la complicación de que el territorio mexicano queda en el traye
cto de las caravanas provenientes de países centro y sudamericanos.
Como el ingreso a Estados Unidos no es expedito como creían, muchos de esos grupos o familias, al no poder cruzar la frontera, se quedan en algún lugar de nuestro país, ocasionando conflictos a las poblaciones locales, respecto a los servicios públicos, abasto, seguridad e “impacto ecológico”.
A pesar de estos inconvenientes, el gobierno mexicano, siempre ha mantenido las puertas de su frontera sur, abierta para que los viajeros pasen hacia su destino, o se acomoden a vivir aquí.
México dio asilo a miles de españoles durante la guerra civil, y a miles de judíos, durante la segunda guerra mundial, lo mismo que cientos de refugiados de los países sudamericanos, víctimas de las dictaduras militares. En los años 80s debido a los conflictos armados de Guatemala y Nicaragua, 45 mil gentes huyeron hacia territorio mexicano, donde fueron aceptados como refugiados.
De manera constante, y en todo tiempo, se han incorporado a la sociedad mexicana muchos forasteros, con credenciales de “artistas”, futboleros, escritores, como si aquí fuera el paraíso. Usted los conoce, porque no solo se mantienen como adoptivos, sino que han venido a “sentar sus reales”, como si fueran superiores a los mexicanos originales.
Si toda esa gente bonita y buena para nada, ha venido a incrementar las masas de mexicanos ¿Por qué no podría hacerlo Evo Morales? Otros personajes de la historia, estuvieron temporalmente en México, antes de emprender sus importantes tareas, como Fidel Castro.
Por cierto que el término forastero, es un calificativo despectivo que se aplica a las personas que son ajenas a determinado lugar. Y aun, en algunos lugares rurales, donde es más notoria la presencia de las gentes desconocidas se emplea el barbarismo “frastero”, para acentuar la desaprobación hacia los extraños.
Ahora bien, los migrantes viajan, llevando consigo sus costumbres y hábitos, y es meridianamente notorio que la conducta e las personas es un reflejo fiel de la educación que haya recibido. Una gente falta de educación, o que haya recibido una educación de mala calidad, se confunde fácilmente entre lo que es la franqueza y lo que es la vulgaridad.
En algunos países caribeños la homosexualidad es bastante tolerada, y en algunos países medio-orientales, la poligamia y la poliandria son cosas bastante frecuentes. Pero estos comportamientos pueden resultar poco aceptables en otras latitudes.
Esto explica que en Estados Unidos, muchos migrantes sean estigmatizados: los iraquíes son terroristas, los afro descendientes son raperos, las cubanas son vedettes y los mexicanos son narcotraficantes.
Sabemos que es tan absurda la generalización y la descalificación del comportamiento de las personas, de las etnias y de los sectores, pero cuando esa comunidad irrumpe en una sociedad ya consolidada, los conflictos deben apuntarse a los intrusos o forasteros.

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