lunes, 16 de diciembre de 2019

NOTA CON FOTOS

FDD+TTL=50 años de
matrimonio cumplidos
Tino Gatica/Colaboración Especial.--Los invitados a la iglesia de la parroquia de San Agustín, en Petaquillas gritaron con mucha emoción: “Vivan los noviooooos”, en referencia a un matrimonio que regresó al altar para volver a jurar ante Dios su amor eterno.
La boda del ingeniero Fulgencio Díaz Díaz y la señora Thelma Torres Loaeza. Como si fuera un corrido pero plagado de amor, empezaría con un “fue un sábado al mediodía, de un sábado 14 de diciembre del año 2019”.
Han sido tres ocasiones en que se prometieron ese amor incondicional ante el sacerdote de la Iglesia católica de la parroquia de San Agustín. Esa boda de oro, se realizó el 14 de diciembre, de este año dominante.
La primera, cuando luego de ocho años le cumplió su palabra de amor, al llevarla al altar; la segunda, 25 años después, cuando seguramente pasaron por muchos sinsab
ores pero sobre todo mucho cariño, amor, afecto; y la tercera, que nunca será la vencida, cuando al ser un matrimonio sólido se volvieron a jurar amor eterno, nuevamente ante el altar.
Quizá son repetitivas muchas frases, o que parecieran caer en el sitio común, sin embargo, para esa pareja formada por el ingeniero Fulgencio Díaz Díaz, con 81 años de edad y la señora Thelma Torres Loaeza, con sus 71 años, todo ese proceso que vivieron al estarse enlazando con sus juramentos, son la culminación de un binomio que se mantiene más allá.
El mediodía de este diciembre invernal, con un medio ambiente templado por el sol que era disminuido por las nubes, pero con sus rayos inclementes, era de algarabía de su hijo David y de su hija Claudia, de sus padrinos, de sus madrinas e invitados especiales que llegaron de varias ciudades como Chilapa de Alvarez, Acapulco y otros lares.
Enlazados y unidos por la fe católica, ese ritual duró solamente un instante en la memoria de ese matrimonio, al igual que para la gente asistente, que esperaba con mucha enjundia se terminara el sermón para aventarle a la salida los puños de arroz, como símbolo de la fertilidad, de la alimentación.
Un “viva los novios…”, expresado jubilosamente por la gente, a la salida de la parroquia de San Agustín, en Petaquillas, municipio de Chilpancingo cerró con broche de oro, como su misma boda, a sus 50 años, medio siglo de amor, ese amor que no todos y todas tienen la dicha de poseer.
Posteriormente, al término de esa culminación de su amor, refrendado por tercera ocasión ante el altar católico, ante Dios, ese matrimonio avecindado en Petaquillas, corrió las invitaciones para que sus invitados, así como sus familiares, se encauzaran al salón de fiestas “Los Alcatraces”, que se localiza casi a la salida, con rumbo a Tepechitlán de ese mismo poblado.
En esa fiesta, se refrendaron los votos de amarse de manera permanente, teniendo como testigo a esa parte de la sociedad asistente, en donde los “únicos culpables de esa dicha matrimonial, son David y Claudia Díaz Torres”, afirmó con mucha emoción el ingeniero Fulgencio Díaz Díaz, quien agarraba con emoción pintada en el rostro a su pareja de vida, doña Thelma Torres Loaeza. 
En el ambiente en ese salón de fiestas, que apenas daba paso a otros episodios que cada asistente llevará registrado en su memoria, poco a poco se escuchaban las melodías que acentuaban más ese sentimiento, concluyendo con un “el amor está en el aire”.

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