martes, 17 de diciembre de 2019

POLICRÓNICA

Claudio…Los sueños, proyectos, futuro de su familia, desaparecieron al momento en que la delincuencia del crimen organizada actúa impunemente con la complicidad de la Policía Comunitaria---fundador Gonzalo Molina González---en Tixtla, creyó falsamente que Claudio tenía dinero, pero nunca pensaron que todo lo debía a una casa de préstamos para crear una pequeña granja.

Era un hombre de escasos 40 años de edad, muy emprendedor por la falta de oportunidades de empleo y ganar un poco para sostener a su familia. Claudio decidió endeudarse con las casas agiotistas, y de esa manera hacerse de un dinero que pagaría paulatinamente hasta terminar de cubrir el crédito. Con el dinero que logró obtener con altos intereses en esas casas prestamistas, pudo establecer una pequeña granja a la orilla de la cabecera municipal de Tixtla, ubicado en el centro de Guerrero. Ahí con los pocos recursos prestados logró tener algunos puercos, patos y gallinas, para que se reprodujeran  y luego venderlos, creyendo que con eso concretaría sus sueños, sus proyectos de vida y por supuesto el futuro de su familia. Para hacer el movimiento de acarreo de alimentos y todos los utensilios necesarios para operar su “negocio”, se hizo de una camioneta de modelo atrasado de la marca Toyota. Todo marchaba como lo había proyectado, nunca pasó por su mente de que lo estarían vigilando todos sus movimiento y luego sería visitado por los  delincuentes que operan con toda impunidad y protección de las autoridades de los tres niveles de gobierno y que les gusta tener dinero sin trabajar y lo peor, que creen que si alguien está construyendo un modesto patrimonio con mucho sacrificio, falsamente creen que tiene dinero en abundancia. El tixtleco, Claudio se fletaba todo el día, no descansaba ningún día de la semana, para ver pronto algún resultado del ganado porcino, patos, gallinas, para  luego venderlos y comenzar a recuperar su inversión y sacar dinero para pagar el crédito del banco “Compartamos”. Cuando Claudio vio que todo ya estaba montado para esperar los frutos de su esfuerzo que había luchado incansablemente, cuando de repente fue sorprendido por la Policía Comunitaria de la Casa de Justicia “La Patria es Primero”  ubicada en “El Fortín” de Tixtla, Guerrero, quienes sin más y sin motivo aparente, lo detuvieron y lo entregaron a los policías municipales, estos lo pasaron a manos de los ministeriales y terminó en secuestro  “exprés” por un grupo criminal que opera impunemente en Tixtla, quienes lo golpearon y le  exigieron les diera 20 mil pesos de “cuota”, pero como los contestó que no tenía esa cantidad, entonces  le dieron un plazo de un mes para reunirlos, no sin antes amenazarlo tras ser agredido. Alguien le habría informado a uno de sus hijos sobre lo que ocurría y llegó cuando estaban agrediendo a su padre Claudio, por los Policías Comunitarios a quienes conoció perfectamente y les reclamó el porqué lo golpeaban, y la respuesta fue que se largara del lugar y no dijera nada, porque de lo contrario no estaría para contarlo. Después de que lo tiraron al piso y lo dejaran de golpear, Claudio, con muchos problemas, logró incorporarse, caminó y  llegó a su casa  en donde se recuperó a medias de la golpiza recibida por los comunitarios, con todo eso, tenía que atender  su granja sin importar que sería con mucha dificultad de salud y más obligado por la exigencia de la delincuencia en juntar los 20 mil pesos para darlos como “cuota”, supuestamente para no ser molestado, cuando todavía la granja no daba nada, era un verdadero dilema de donde sacaría el dinero, pensaba en vender la camioneta o endeudarse más con los prestamistas. Entonces el vecino de Tixtla, se vio obligado a comentar su problema y sus apuranzas a su familia de lo sucedido y lo que le estaban exigiendo los delincuentes.  De manera solidaria los familiares que se dedican a la actividad informal, unos se endeudaron, otros tomaron recursos de sus pequeños negocios como venta de tamales, productos agrícolas, y lograron reunir los 20 mil pesos que entregaría Claudio, quien ya tenía la cantidad en sus manos. Entonces el 1 de diciembre, Claudio muy temprano se preparó para cumplirles a los delincuentes y entregarles el dinero, pero esos grupos delincuenciales no tienen palabra de honor, uno de ellos--comunitarios, municipales, ministeriales y sicarios-- se adelantó y “levantó” al tixtleco. Como no llegó a casa, los familiares se preocuparon del paradero de Claudio, lo comenzaron a buscar entre los comunitarios, los municipales y  ministeriales, pero nadie les dijo nada. En su desesperación recurrieron a  pedir ayuda a la presidenta municipal de Tixtla, Erika Alcaraz Sosa del Partido de la Revolución Democrática (PRD), seca, tajante y hasta decepcionante fue la respuesta “esperar a ver qué pasa”. Entendió  la familia que  esa contestación no era de una autoridad sensible y preocupada por sus gobernados, sino de una presunta jefe de grupo criminal que opera impunemente en la tierra del general Vicente Ramón Guerrero Saldaña y del maestro Ignacio Manuel Altamirano. La señora no hizo absolutamente nada como primera autoridad, y los familiares resignados a la falta de auxilio de su alcaldesa, siguieron buscando a Claudio, con la esperanza de encontrarlo con vida, pese a que ya estaba sentenciado por los del crimen organizado que están confabulados por las policías comunitarios, policías municipales, ministeriales, agentes de tránsito. La infausta noticia no tardó y llegó a la casa de la familia la mañana  del 3 de diciembre, cuando conocieron que habían encontrado a una persona privada de la vida en las inmediaciones del municipio de Tixtla y Chilpancingo. Ese 3 de diciembre fatídico, según las notas periodísticas, reportaban que  poco después de las 9:30 de la mañana del martes, un hombre fue hallado ejecutado de cinco balazos en la entrada del camino que conduce al punto conocido como Las Antenas, a un costado del kilómetro 04+500 de la carretera federal Chilpancingo-Tixtla. Una persona que pasaba por el lugar fue quien descubrió el cuerpo a orilla de ese camino ubicado frente a la zona conocida como El Basurero, por lo que dio parte al número de emergencias 911. Al lugar se trasladaron elementos policiacos y tras confirmar la versión, procedieron a acordonar la zona. El cuerpo del hombre presentaba al menos cinco balazos en diferentes partes de su cuerpo. Estaba tendido boca abajo entre la maleza y vestía una playera blanca tipo Polo, short color azul cielo y botas negras de casquillo. Las autoridades informaron que el cuerpo del hombre ejecutado tenía una edad aproximada de entre 35 y 40 años. Personal de la Fiscalía General del Estado realizaron las diligencias y entre las ropas del hombre asesinado no encontraron ninguna identificación. En calidad de desconocido fue levantado, subido a una camioneta y trasladado a las instalaciones del Servicio Médico Forense (Semefo) de Chilpancingo, donde le practicarían la necropsia correspondiente. A las pocas horas de conocerse la noticia del hallazgo de un cuerpo humano, los familiares de inmediato se trasladaron hasta la capital del estado de Guerrero a las instalaciones de la morgue en donde estaba depositado el hombre inerme. Sin duda el llanto no se dejó esperar cuando sus familiares tuvieron  a la vista el cuerpo  y sin temor a equivocarse afirmaron que se trataba de Claudio, ese hombre que había trabajado mucho, para terminar en una de las planchas del SEMEFO. Los familiares tuvieron que recurrir a la Agencia del Ministerio Público del Fuero Común de Chilpancingo, para reclamar legalmente el cuerpo, regresarlo a su casa de Tixtla para que fuera velado y después darle cristiana sepultura. La familia agraviada no acusó a nadie, pese a saber quiénes fueron los autores materiales, para evitar ser víctimas, simplemente quedó asentado en el acta de la representación social de que reclamaron el cadáver sin referirse más del caso ni culpare a los responsables. Ahora esa familia sin Claudio, vendió todo, el hijo mayor se fue de Tixtla, ante la amenaza de ser parte de las frías estadísticas del crimen organizado, tras ser sentenciado por los comunitarios quienes inicialmente detuvieron y agredieron a su padre. El área donde estaba  la granja quedó como si nunca hubiera  existido nada de proyecto de vida, la  “toyotita” como se referían  a la camioneta, se quedó en el corralón de tránsito municipal de Tixtla porque afirmaron los agentes que tenía reporte de robo. Para no verse inmiscuidos en más problemas, después de la pérdida de su ser querido, ya nadie la ha reclamado, pues ya no está el dueño y pueda defender su patrimonio que con tanto trabajo la había comprado. Ese proyecto  de la Policía Comunitaria por el que lucho muchos años, Gonzalo Molina González, promotor de la Coordinadora Regional de Autoridades Comunitarias-Policía Comunitaria (CRAC-PC) de Tixtla, debe saber que ha pervertido, ahora es verdugo de los habitantes de Tixtla y está al servicio de la delincuencia organizada. Recordamos como Gonzalo Molina González luchó incansablemente para establecer la Policía Comunitaria y se creó la Casa de Justicia “La Patria es Primero” de Tixtla, Guerrero desde el 2013. Entre sus objetivos principales, era garantizar seguridad pública a la población, ante tanta violencia que ha estado viviendo Tixtla, inclusive por ese trabajo, fueron asesinados varios  elementos al enfrentarse a la delincuencia organizada, pero quien iba a pensar que después de unos años  serían parte de esos criminales. En sus inicios Molina González luchó incasablemente, porque creyó en el proyecto comunitario, tanto qué  fue detenido el 6 de noviembre de ese año por la policía ministerial y fue procesado durante más de cinco años y desde la cárcel estuvo luchando solo para salir airosamente sin abogados, el mismo llevó su juicio, porque estuvo convencido de que todos los delitos imputados por la autoridad, era inocente. Pasaron cinco largos años luchando todos los días, pese a tener problemas de salud, y nunca permitió acogerse a la amnistía, porque era como aceptar  los delitos que le cargaban. Su larga lucha para lograr su libertad, la logró el pasado 1 de marzo del 2019, y fue absuelto de todos los cargos que se le imputaron al fundador de la policía comunitaria de Tixtla Gonzalo Molina González, quien enfrentó acusaciones de terrorismo, robo y privación de la libertad personal. El líder comunitario fue detenido en la ciudad de Tixtla luego de que encabezó protestas en esa ciudad con las que se demandaba la libertad de la hoy senadora Nestora Salgado García, en este tenor hicieron una toma del palacio municipal y se confrontaron con policías municipales a los que les arrebataron las armas que después usaron para las actividades de la policía comunitaria. Gonzalo Molina fue acusado de terrorismo, privación de la libertad personal, robo, ataques a las vías generales de comunicación, apología del delito, sedición, entre otras acusaciones que en los cinco años de proceso se fueron disuadiendo hasta el  jueves 1 de marzo del 2019 en que se logró la libertad plena y libre de todo cargo. Apenas salió de la cárcel, Gonzalo Molina González se puso la playera de la policía comunitaria, se cargó un rifle que sus compañeros, los también ex presos políticos Arturo Campos y Samuel Ramírez le llevaron, luego anunció que no cesará en su lucha por la organización del pueblo para la autodefensa ante los grupos criminales que se han apoderado de todo el estado de Guerrero. Una y otra vez, decía “Hemos demostrado ya con todo esto que ha pasado que la Crac es una institución legal, legítima que se ampara en la ley 701 y en el artículo 2 de la Constitución”. Cabe señalar que Gonzalo Molina González rechazó ser parte del proyecto de amnistía que ha manejado el gobierno federal y la senadora Nestora Salgado García, porque dijo que aceptarlo sería como reconocerse culpable y los presos políticos sólo son culpables de luchar para que el pueblo tenga mejores condiciones de bienestar. Ese primero de marzo del 2019, para recibir a Gonzalo, en la entrada del reclusorio se concentraron alumnos de la normal de Ayotzinapa, padres de los 43 desaparecidos de esa institución, ex presos políticos, habitantes de la comunidad indígena Cuauhtémoc, de la organización Frente de Defensa Popular, entre otros. El luchador siempre reprochó a la ahora senador  ex comandanta de la policía comunitaria de Olinalá, Nestora Salgado García de haberlo traicionado a él y al mismo proyecto comunitario, por ello nunca aceptó  que lo visitara en la cárcel. Ahora que está libre Gonzalo Molina González, anda prácticamente huyendo para no ser víctima del gobierno que le quiera inventar delitos, como ya quedó probado. De vez en cuando habla a la radio Universidad de Guerrero, desde algún lugar del estado o del país, pero ya no hace vida en Tixtla, al parecer ya no está muy ligado a ese proyecto que tanto luchó y hasta lo llevó a la cárcel. Ahora debe saber que sus esfuerzos, su lucha y encarcelamiento por defender a la Policía Comunitaria  de la CRAC-PC de Tixtla, se convirtió el verdugo de la sociedad Tixtleca, el último caso, es el de  Claudio, quien fue detenido y entregado a un grupo criminal. Este es un caso más que queda como registro de los asesinatos que comete a diario en Tixtla, Chilpancingo y en todo Guerrero, la mal llamada delincuencia del crimen organizado, en la que los tres niveles de gobierno definitivamente no hacen nada, ni con la llegada del nuevo régimen que encabeza Andrés Manuel López Obrador del Partido Movimiento de Regeneración Nacional. La 4t, está quedando a deber el tema de seguridad de los ciudadanos. Por lo tanto, Claudio, no tendrá justicia, ni tendrá tranquilidad en su tumba. ¡Descanse en paz!

No hay comentarios:

Publicar un comentario

Muchas gracias por leer La Crónica, Vespertino de Chilpancingo, Realice su comentario.