viernes, 27 de marzo de 2020

ARTÍCULO CON FOTO

Don Juan Tenorio
Apolinar Castrejón Marino 
¿Y por qué decimos “Cuan gritan esos malditos”? 
Bueno, la cita completa es:
“Cuan gritan esos malditos,
pero mal rayo me parta,
si terminando esta carta,
no pagan caros sus gritos”.

Y es parte de la obra “Don Juan Tenorio”, del escritor español José Zorrilla. Esta obra suele representarse durante las festividades del Día de muertos, y en México, unos malos comediantes han hecho una asquerosa versión a la que llaman “El Tenorio cómico”.
Y nos referimos a esta obra del romanticismo español, porque el 28 de marzo de 1845, se estrenó en Madrid, España, con rotundo éxito. La historia que narra la obra puede parecer poco edifica
nte, pues se realiza en Sevilla y trata de un acuerdo entre 2 bribones que se comprometen a cometer las peores fechorías en el transcurso de un año, al cabo del cual se reunirán en una taberna para hacer el recuento de sus picardías.
Los protagonistas son don Juan Tenorio y don Luis Mejía, cuya vida se ha desarrollado entre escándalos, duelos a muerte, y seducción de las mujeres más hermosas. Cuando se reúnen a contar sus maldades, no se perfila con claridad un ganador, y se proponen un nuevo reto, y don Juan le asegura a don Luis que le quitará a su prometida, doña Ana de Pantoja.
Como medida previsora, Don Luis manda encerrar a su prometida en un convento. Mas hasta ahí, Don Juan le hace llegar una carta, comprando con monedas de oro la voluntad de su cuidadora. Aprovechamos para poner aquí los versos más hermosos que le escribió:
Doña Inés del alma mía.
Luz de donde el sol la toma,
hermosísima paloma privada de libertad,
si os dignáis por estas letras
pasar vuestros lindos ojos,
no los tornéis con enojos
sin concluir, acabad.

Doña Inés, alma de mi alma,
perpetuo imán de mi vida,
perla sin concha escondida
entre las algas del mar;
garza que nunca del nido
tender osaste el vuelo,
el diáfano azul del cielo
para aprender a cruzar.

Si es que a través de esos muros
la vida apenada miras,
y por el mundo suspiras
de libertad con afán,
acuérdate que al pie mismo
de esos muros que te guardan,
para salvarte te aguardan
los brazos de tu don Juan.

Acuérdate de quien llora
al pie de tu celosía
y allí le sorprende el día
y le halla la noche allí;

acuérdate de quien vive
sólo por ti, ¡vida mía!
y que a tus pies volaría
si le llamaras a ti.
Adiós, ¡oh luz de mis ojos!
Adiós, Inés de mi alma
Y si odias esa clausura,
que ser tu sepulcro debe,
manda, que a todo se atreve
por tu hermosura…Don Juan.

Al enterarse del desafío, el Comendador don Gonzalo de Ulloa, padre de doña Inés, deshace el compromiso. Don Juan la rapta del convento, y ambos terminan enamorándose locamente. Don Luis y don Gonzalo llegan a la casa de don Juan y se enfrentan a él en un duelo, pero los dos terminan muertos, por lo que don Juan huye a Italia.
Después de cinco años, don Juan vuelve a Sevilla y visita el cementerio donde están enterrados don Luis, don Gonzalo y además doña Inés, quien murió de pena al saber que no podía estar con su amado don Juan.
Doña Inés también ha hecho una apuesta, pero con Dios: si ella logra el arrepentimiento del don Juan antes de su muerte, los dos se salvarán, pero si no lo consigue se condenarán eternamente. Don Juan regresa a su casa y allí le aparece el espíritu de don Gonzalo para intentar conducirlo al infierno, pero entonces llega el espíritu de doña Inés y le ruega a don Juan que se arrepienta.
La novicia gana la apuesta y los dos suben al cielo rodeados de ángeles, cantos e imágenes celestiales.
José Zorrilla nació en Valladolid el 21 de febrero de 1817. Sus padres fueron don José Nicomedes Zorrilla Caballero, Relator de la Cancillería, y doña Nicomedes Moral.

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