La Jaula de Dios
Jesús Pintor Alegre
El PRD de sus propias vergüenzas, sus extrañas formas y acaso su valentía. No es de gratis escuchar hasta el cansancio que la entidad va marchando, que el nivel de violencia, que es un fenómeno que taladra a la sociedad hoy por hoy, va en descenso de acuerdo a los números alegres de nuestras autoridades, pues todo lleva un objetivo implícito, así como lo tienen los mensajes políticos, sociales, culturales y deportivos.
Este domingo inmediato pasado, el Partido de la Revolución Democrática, escenificó otra de sus tantas aventuras que han dejado vergüenza y deshonra, eso es claro, algo que como se ha subrayado en otras entregas, se pudo apreciar en 2008, es decir, a 20 años de haberse fundado, ya siendo un partido mayor de edad, y con toda la rabia de la ambición que se ven hasta en las mejores familias, donde ninguno de los hijos está de acuerdo con lo que le toca de la herencia familiar.
En 2011, puerta de la elección concurrente de 2012, donde se jugará de manera literal el destino de los mexicanos y de los guerrerenses por tanto, se repitió la historia, un PRD del que sobresalió el nulo liderazgo, y el pobre concepto de la moral y las políticas modernas, una actualidad que en el escenario general, parece que no se ponen de acuerdo, y que todo se puede desbordar anímicamente de un momento a otro. Eso es verdad.
Sin embargo, hay un punto en el que no se ha reparado, y que se le debe reconocer de botepronto: este partido que ha dejado un mensaje de desgajamiento y descontrol, además de falto de gobierno interno, descuella su atrevimiento a jugar a la democracia, no obstante los grandes riesgos que como se ha visto, han corrido y han tenido de manera lineal, que pagar, con el descrédito popular.
¿Se podría hablar de libertad y democracia?, tal vez. Pero pongamos las barajas sobre la mesa para entenderlo mejor: aventarse al ruedo pese al ridículo al que se pudiera exponer, tiene su mérito, por supuesto, más si otros no sólo no se atreven, sino que rehúyen para no poner en riesgo su flaco capital político figurado en gallardía y machismo.
Este cuadro pinta exactamente al PRD, pues mientras el PRI, por poner un ejemplo a lo pronto, impone a sus abanderados, y a los que podrían decidir tal o cual suceso en el que podrían dejar huella histórica, y no atreven a exhibir ante el pueblo sus diferencias, pues hay un centro de mando omnipotente y omnipresente, en el PRD salen a la plaza a agarrarse de la greña para pelearse por tal o cual espacio.
La actitud de los amarillos, que como expuso el ex presidente del secretariado estatal del PRD, Misael Medrano Baza, puede dejarlos en mal y hasta dar un mensaje de desunión y desorden, son riesgos que se corren porque la democracia así lo permite, tal vez haya razón, pues si bien este desgreñe del pasado domingo, dejó mal parados a los amarillos ante el pueblo, también habló de un atrevimiento que poco se ve.
Hay que decir con claridad, que el PRD está tapizado de personajes de diverso talante: que van desde los ambiciosos hasta los locos; desde los cretinos Mesías de cartón, hasta los héroes de su propia Revolución, seres que hacen precisamente una revolución interna y que a pesar de que dejan mal sabor de boca, se permiten la pelea de espacios como en esa figura de la familia que no se pone de acuerdo con la herencia.
De cierto el PRD no goza de buena fama; es verdad también, que los miembros del PRD han mostrado la peor de sus caras; es claro por supuesto, que la gente del PRD en muchos de los casos, se ha alejado de los intereses del pueblo. El PRD en resumen, es un partido desviado hacia su egolatría y sus deseos de poder, pero el punto de desnudarse ante el pueblo, con sus luchas, arrebatos y posturas contestatarias, muestran una libertad que poco se ve en otros partidos, amarrados a los modelos antiguos.
Ahora bien, si es verdad que habría que reconocerles esa valentía a los del PRD, también es necesario que dejen de soñar y superar ya esta etapa de actitudes pueriles, en donde se someten al escrutinio popular, al mostrarse desnudos con todas sus vergüenzas y desvergüenzas, pues lo que tienen entre manos, al menos en la entidad, no es un pan enmelado, es el destino de los guerrerenses.
Ya en 2012 la gente los habrá de calificar con su voto, consciente, comprado o despojado. El PRD es un joven de 23 años de edad, arrebatado e impetuoso, sin miedo al ridículo, pero como que va siendo hora de que siente cabeza, como que va siendo hora de que en serio, por el bien de la gente que aún cree en los amarillos, nivelen el barco.
Un logro en el que pueden ir incluidos: el gobernador, secretarios de despacho, directores de área, regidores, alcaldes, y toda la fauna que andan los pasos de la Res Pública. Es hora de dejar de estarle haciendo al Tío Lolo y jugar a la democracia, es hora de madurar, los experimentos y las frases de echando a perder se aprende, deben de quedar superados, en pos de la claridad de esta confusa Torre de Babel en la que vivimos.
